El bulgur, denominado también como burghul en los países de Oriente medio y África del Norte o Burgol en países de América latina, proviene del trigo. Podemos encontrarlo en distintos grados de grosor, fino, medio o grueso, ya que se trata de trigo partido, pero en este caso primero es cocido, después secado y finalmente partido.
Su aspecto es similar al del cuscús y su aplicación culinaria es tan amplia como la de cualquier cereal, tanto en platos fríos como en calientes, dulces o salados. En cuanto a los valores nutritivos, también son similares a la pasta o el arroz, proporciona hidratos de carbono, proteínas, minerales fibra y escasas grasas.
Cada variedad en grosor del bulgur, se suele aplicar en unos u otros platos, por ejemplo, el más grueso se cocina como el arroz, en un pilaf, y el más fino en el tabbouleh, aunque todas son factibles para infinidad de elaboraciones como el falafel, sopas, guisos, estofados, repostería, etc.
Es muy común su consumo en los países árabes y actualmente podemos encontrar el bulgur en distintos comercios, pero claro, con más facilidad en herboristerías o tiendas de productos multiculturales.
Además de su agradable sabor, potenciado siempre por los ingredientes que lo acompañan, hacer bulgur requiere muy poco tiempo, dependiendo del grosor del bulgur se pondrá una, dos o tres veces su peso en agua o caldo y en menos de diez minutos estará listo para ser consumido.
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